Sustentabilidad y fluidos refrigerantes

[gravata]Entienda por qué los CFCs y los HCFCs están prohibidos en el mercado y cuáles deben ser sus sustitutos.[/gravata]


“Hoy en día la tendencia más clara es la del crecimiento en el uso de los fluidos refrigerantes naturales”, Ligia Pereira Cabo, Especialista en Sustentabilidad.

Durante casi 50 años, los CFCs se utilizaron para la refrigeración. Hasta la década de 1970 los científicos descubrieron que estos fluidos, como el freón, causaban daños a la capa de ozono, ya que actúan como un “filtro solar” protegiendo la Tierra. A partir de ahí, empezó a discutirse la necesidad de dejar de usarlos y encontrar sustitutos. En 1987, el Protocolo de Montreal estableció las reglas y los plazos para la eliminación gradual de la producción y del consumo de CFC en el mundo, con resultados muy positivos. Por contener cloro – que ataca a la capa de ozono – los HCFCs (como el R22) se incluyeron posteriormente en dicho Protocolo, y está en marcha el proceso que conducirá a su eliminación total en 2040. Las alternativas encontradas para sustituir los CFCs y HCFCs no tienen prácticamente ningún efecto sobre la capa de ozono.

El problema parecía resuelto, pero surgió la necesidad de evaluar el impacto de estas sustancias en el calentamiento global y en el proceso de cambios climáticos. De esta manera, los HFCs (hidrofluorcarbonos), que parecían una gran solución y que tenían un amplio uso, comenzaron a ser cuestionados en sus beneficios, ya que tienen un alto potencial de calentamiento global. Esto significa que, cuando se liberan a la atmósfera, en las operaciones de cambio de compresores o en fugas, sólo favorecen la retención de calor en la atmósfera, aunque no dañen a la capa de ozono.
 Los HFCs han perdido espacio en el mercado y hoy en día la tendencia más clara es la del crecimiento en el uso de los fluidos refrigerantes naturales, cuyo impacto ambiental es reducido: prácticamente no dañan la capa de ozono y no tienen casi ninguna influencia sobre el calentamiento de la Tierra.

Ejemplos de fluidos refrigerantes naturales son hidrocarburos como isobutano (R600a) y propano (R290), amoníaco y dióxido de carbono (CO2). Debido a sus características favorables con relación al medio ambiente y en términos financiero (sí, son más eficientes que el R404A, por ejemplo, generando ahorro en la factura de energía), hace muchos años el isobutano y el propano se vienen usando a gran escala en Europa y en Asia. Representan, por lo tanto, una solución ya probada y aprobada, que sólo requiere especial atención en la reparación de los equipos en aspectos de seguridad, ya que son inflamables. En América Latina, su uso está creciendo en la refrigeración doméstica (R600a) y comercial (R290).

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